Reinserción Social en México, una silla vacía
Luis Jorge de la Peña Rodríguez
El Universal
En semanas anteriores, trascendió la noticia de los violentos amotinamientos coordinados en los centros penitenciarios de Ecuador1. La trifulca dejó un saldo de 79 personas fallecidas y fue protagonizada por miembros de 5 organizaciones que operaban desde el interior de las cárceles del país sudamericano.
Sin duda, la noticia resultó relevante en vista del grado de intensidad de la violencia presentada y la visibilización del control que estos grupos tienen sobre las prisiones. No obstante, es importante hacer notar que, más allá del actuar mismo de los grupos criminales, el trasfondo de esta problemática se encuentra en el drama que se desarrolla bajo el telón penitenciario y su actualidad en el tema de la seguridad pública y la justicia.
En el caso mexicano, la abogada Daniela Ancira señala en su artículo sobre reinserción social publicado en días recientes en este mismo diario. Hace hincapié en la contradicción que resulta de mantener a personas privadas de libertad en las peores condiciones, sin programas que preparen su vuelta a la vida pública, acumulando durante años un rencor social, y luego, suponer que se insertan exitosamente en la sociedad.